
En el momento de su detención, Tony Janzen Valverde Victoriano, conocido como “Pequeño J”, se redujo a cuatro paredes. No vio a nadie, solo habló con su abogado especializado en terrorismo en Perú. Estuvo completamente aislado, sin acceso al exterior ni contacto con otros presos.
El joven peruano, señalado como el presunto autor intelectual del triple crimen de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, fue sometido a un control médico tras su llegada el martes 30 de septiembre a la comisaría de Chilca, un distrito costero ubicado a unos 50 kilómetros al sur de Lima.
Para entonces, los investigadores ya tenían bajo custodia a su mano derecha, Matías Agustín Ozorio, quien fue detenido a las 10:00 del martes y posteriormente expulsado de Perú.
Según fuentes policiales, fue a partir de la intervención del celular de Ozorio que se descubrió que esa misma noche, cerca de las 22:00, planeaba encontrarse con “Pequeño J” en la zona de Los Olivos – Metro Izaguirre, en Lima.
Detalles de la detención
El 28 de septiembre, un llamado desde la Provincia de Buenos Aires activó la búsqueda de Valverde Victoriano.
“Me comunico con el comisario mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Me comparte información de que un ciudadano peruano y un argentino que habían cometido un hecho macabro en Argentina se estaban desplazando hacia el Perú”, relató el general antidrogas Nilton Santos Villalta.
La clave del operativo fue un número telefónico con código peruano. “Pequeño J” encendía y apagaba su teléfono con frecuencia, lo que permitió a los agentes rastrear su ubicación. Finalmente, fue detectado en Nazca, al sur de Lima, donde fue seguido y detenido por las fuerzas de la Policía Nacional del Perú en coordinación con Interpol.