Con un clima cargado y las miradas puestas en la Casa Rosada, la Confederación General del Trabajo (CGT) celebró su Congreso en el estadio de Obras Sanitarias para renovar su conducción y definir su estrategia frente a uno de los temas más sensibles del año: la reforma laboral impulsada por el Gobierno de Javier Milei.
La central sindical resolvió mantener el esquema del triunvirato al frente de la organización. Todo apunta a que la nueva cúpula estará conformada por Cristian Jerónimo (Vidrio), Jorge Sola (Seguros) y Octavio Argüello (Camioneros), este último uno de los actuales miembros del triunvirato. Sin embargo, la unidad está lejos de estar garantizada: las tensiones entre los sectores más combativos y los dialoguistas volvieron a hacerse sentir durante el encuentro.
Uno de los principales desafíos del nuevo liderazgo será evitar una fractura interna, especialmente con los gremios del transporte, como La Fraternidad, encabezado por Omar Maturano, y la UTA, que conduce Roberto Fernández. Ambos sindicatos amenazan con tomar distancia si no se logra una postura firme frente al Gobierno. En ese contexto, vuelven los rumores de una posible movida de Luis Barrionuevo, el histórico dirigente de Gastronómicos, quien podría intentar rearmar una CGT paralela, como lo hizo en 2008 con la “Azul y Blanca”.
Pero el foco de las conversaciones, más allá de las internas, está puesto en la reforma laboral que Milei busca aprobar en las sesiones extraordinarias. Desde la central obrera aseguran que están dispuestos a dialogar, aunque advierten que el Ejecutivo debe “entender que dialogar no es imponer”.
“Los trabajadores no son el problema, el sistema ya se fue modernizando con los años”, señalan fuentes cercanas a Gerardo Martínez, líder de la UOCRA, uno de los gremios con mejor vínculo con el Gobierno. Para la CGT, los verdaderos obstáculos para el empleo pasan por la apertura de importaciones y la falta de competitividad de las empresas nacionales, no por las leyes laborales vigentes.
Mientras tanto, distintos sectores empresariales, encabezados por la Unión Industrial Argentina (UIA), también presentaron sus propios proyectos de reforma, lo que anticipa una pulseada múltiple entre el Gobierno, los gremios y el sector privado.
El nuevo triunvirato de la CGT deberá ahora decidir hasta dónde está dispuesto a negociar y cuándo marcarle límites a la Casa Rosada. Todo indica que los próximos meses serán clave para definir si la central logra sostener su unidad o vuelve a dividirse en un escenario político y económico cada vez más convulsionado.





